viernes, 27 de mayo de 2016

Historia de un hombre sin miedo especial: Las cinco mejores etapas de la historia de Daredevil.

Con más de 500 números en su haber lo que hacen más de 50 años de historia, reducir al personaje a cinco etapas básicas es cuando menos complicado, pero ese es el objetivo de este post, señalar las cinco etapas claves en la historia del personaje para quien esto escribe.

A lo largo de su dilatada trayectoria Daredevil ha contado con etapas muy destacadas, tal vez en términos globales sea la serie Marvel que más etapas de calidad ha tenido. Esto ha venido condicionado por dos factores: por un lado su condición de outsider. Siempre alejado del foco y de los grandes eventos, los autores que han trabajado con el hombre sin miedo han podido gozar de una libertad muy difícil de conseguir en otras series más comerciales y con personajes más icónicos. Por otro lado su condición de (prácticamente) último personaje creado en la era fundacional de lo que hoy en día es Marvel y el que desde origen en 1964 haya contado siempre con serie regular ha permitido que muchos sean los autores que han dejado huella en el personaje, lo que unido a la libertad antes mencionada le ha permitido gozar de gran variedad de etapas cargadas de interés de una u otra forma. Yendo ya al tema esta seria la selección:


5.-El Daredevil de Karl Kesel y Cary Nord (Daredevil vol I 353-364): Los 90 fueron duros para el cómic de superhéroes en general y también para Daredevil en particular. La etapa de Chichester no había empezado mal del todo pero había acabado degenerando en espectáculo bastante dantesco propio de la época con DD vestido de armadura, una actitud mucho más ruda y con los dientes permanentemente apretados. Tras la también magnifica etapa de Jean Marc DeMatties y Ron Wagner el personaje había quedado limpio de polvo y paja para afrontar un nuevo horizonte mucho más optimista y precisamente esa fue la clave de esta etapa. Daredevil necesitaba algo de luz tras tanta oscuridad y Karl Kesel y Cary Nord se la dieron. Con un tono eminentemente superherocio, alejado de la violencia y la falsa complejidad de la etapa Chichester. Daredevil se convirtió en una serie alegre, luminosa, que en cierta medida recuperaba el aspecto más lúdico del personaje preMiller lo que parecía ser justo lo que el personaje necesitaba en ese momento. Un soplo de aire fresco muy bien recibido.


4- El Daredevil de Ann Nocenti y John Romita Jr. (Daredevil vol I 250-282): Aunque realmente la etapa podría empezar en el 248 con dos números de Rick Leonardi que sientan las bases de lo que vendrá y acabar en el 291 con la despedida de Nocenti y lápices de Lee Weeks. Es curioso, no hace tanto esta etapa habría sido la segunda más relevante de la historia del personaje. El que ahora sea la cuarta habla bien del trabajo realizado con el personaje durante los últimos años.

La etapa de Nocenti y Romita Jr. se puede estructurar realmente en dos grandes ciclos, tres si contamos el tramo final de Nocenti con Weeks, pero en general y grandes rasgos estamos ante una etapa en la que por un lado los guiones se enfocaron en el aspecto más social del personaje con su trabajo en una asesoría legal de La Cocina del Infierno y con múltiples historias con moraleja sobre el poder y las debilidades e injusticias del capitalismo. Nocenti con una tendencia tal vez excesivamente discursiva ponía el enfoque antes que en la acción más puramente superheroica en analizar las causas de la violencia y denunciar injusticias sociales. Daredevil se mostró aquí como un vehículo perfecto para este tipo de historias, tanto por su carácter de héroe urbano (¿héroe del pueblo?) como por el barrio en el que se movía, pero es que incluso cuando la serie se torno en una suerte de “road Movie” con Matt recorriendo el país buscando encontrarse a si mismo, este carácter de fabula social se vio incrementado con notables resultados, jugando con al presencia de Matt a modo de forastero en una comunicad cargada de problemas y asumiendo un rol ya ensayado por Frank Miller en el Daredevil 219. A todo esto hay que añadir que este Daredevil junto a la miniserie “El hombre sin miedo” es sin duda el mejor trabajo jamás realizado por un dibujante de la talla de Romita Jr. lo cual vista su trayectoria es mucho decir. Jamás su dibujo tuvo tanta fuerza, estuvo tan bien narrado y se mostró tan potente como aquí. Probablemente con otro dibujante la valoración de esta etapa podría ser distinto, por suerte, Nocenti contó con excepcional dibujante en su mejor momento y los resultados saltan a la vista.


3.- El Daredevil de Mark Waid/Chris Samnee y otros (Daredevil vol III 1-36 y Daredevil vol IV 1-18): Aunque esta muy cerca en el tiempo el fin de esta etapa ello no ha de impedir valorarla en su justa medida. Estamos ante una situación muy similar a la que se daba cuando Kesel/Nord cogieron al personaje en los 90 pese a que aquí en general las historias que DD había vivido en el volumen II de su serie regular tenían un muy buen nivel, estaba claro que se había llegado de nuevo a una situación limite en la que el personaje se había oscurecido demasiado. Era necesario dar un paso atrás y revaluar su estatus y con ese objetivo llego el veterano guionista Mark Waid, primero acompañado de dibujantes como Paolo Rivera y Marcos Martin, pronto con la ayuda de Chris Samnee. Waid emprendió un back to basic del personaje, que sin dejar de lado ni contradecir su trayectoria permitió enfocarse más en su vertiente puramente aventurera dejando el noir más descarnado lejos. Si bien al principio la etapa empezó con tiento, con historias sencillas bien escritas y mejor dibujadas pero sin mucha repercusión, en cuando Samnee se asentó como dibujante regular, la colección empezó a adquirir peso y relevancia y a liderar junto a Ojo de Halcón un nuevo concepto de cómics de superhéroes en Marvel, más luminosos y optimistas aún vigente. La etapa plagada de grandes momentos y con situaciones realmente relevantes para el personaje se ha ganado por méritos propios estar en el podio de la historia del hombre sin miedo.


2.- El Daredevil de Brian Michael Bendis y Alex Maleev (Daredevil volumen II 26-50 y 56-81): Aunque con un pero descomunal (la etapa no se cierra en si misma, Bendis plantea una bomba de relojería que el mismo no desactiva) esta etapa tanto a nivel visual como de caracterización del personaje merece estar tan arriba dentro de la historia de DD. Por un lado Bendis mostró un gran compresión del personaje y de los mecanismos que le hacen funcionar (todo lo contrario que su sucesor Ed Brubaker), por otro creo un todo un entorno al personaje del que antes carecía (Luke Cage, Jessica Jones...) y además desarrollo la amistad con Foggy Nelson (y al mismo personaje) como pocas se había hecho antes. A esto habría que añadir que centro toda su etapa en un elemento clave en el genero: el de la identidad secreta y el que pasaría sin un héroe la perdiera. Por otro lado el dibujo de Maleev, cargado de claroscuros y tremendamente icónico doto al personaje de una fuerza muy en consonancia con lo que la serie requería. La etapa no es tan redonda como podía haber sido pero incluso hoy su lectura continua siendo tremendamente absorbente. Su tono marcadamente noir, que tan bien sentaba al personaje, seria clave para entender su posterior trayectoria y la necesidad de un nuevo enfoque por parte de Mark Waid, pero en su momento el Daredevil de Bendis/Maleev era el cómic Marvel que había que leer.


1.- El Daredevil de Frank Miller (Daredevil vol I 158-191, 226-233, Marvel Graphic Novel Daredevil Love and War, Marvel Graphic Novel Elektra Lives Again, Daredevil: The man without fear 1-5): Ya sea con Roger McKenzie, con Klaus Janson, con Romita Jr. con Bill Sienkiewicz o con David Mazzucchelli la figura de Frank Miller esta indisolublemente ligada a la de DD. Tanto que el personaje antes de su llegada llevaba arrastrando desde sus mismos orígenes problemas de definición que le tornaban en apenas un Spiderman de segunda. Fue Miller quien le dio su identidad propia y quien desde entonces ha condicionado el trabajo de sus sucesores ya sea iluminándoles el camino a seguir (Bendis) o en oposición a su trabajo (Waid). Lo cierto es que leídos todos sus cómics con el personaje uno puede tener una biografía casi completa del mismo: su origen con la minisierie El hombre sin miedo, una especia de “núcleo” de su actividad heroica en su etapa con Janson donde a la altura de la muerte de Elektra y a modo de ensoñación podríamos situar Elektra Lives Again y unos números antes Daredevil Love and War y un final glorioso con Born Again, para quien esto escribe el mejor cómic que jamas haya publicado Marvel. Pocos autores, de casi ningún personaje superheroico pueden decir algo así. Con sus cómics Frank Miller cambio la historia de Daredevil para siempre y su influencia en el personaje se deja sentir a todos los niveles, no hay más que ver la actual teleserie del personaje en Netflix, sus bases más profundas parten del trabajo realizado por Miller con el personaje.

domingo, 22 de mayo de 2016

10 años de MisComis: Mis 10 cómics de cabecera.

Tal día como hoy, hace ya diez años abrí este blog cargado de ilusión y centrado en la idea de escribir ese “libro” de DD que al contrario que otras pelis, no trajo la peli de DD. A estas alturas el “libro” ya esta escrito superando con mucho mis expectativas iniciales y lo cierto es que desde que ese enfoque se completo el blog se ha mantenido apenas con respiración artificial ante mi creciente vagancia y la posibilidad de expresar mis opiniones de manera más rápida y sencilla por twitter. Con todo de vez en cuando por aquí siempre me apetece escribir algo por aquí y creo que hacer un top ten actualizado de mis cómics favoritos de siempre (al menos a día de hoy) puede ser divertido.

Y digo a día de hoy ya que hace más o menos seis años hice algo parecido, desde entonces he ampliado mis horizontes como lector y descubierto nuevas obras que van de cabeza a mis lecturas preferidas, aunque claro muchas obras de entonces se mantienen. La cosa estaría así a día de hoy:


10.- El Eternauta: Publicado es España por Norma Editorial la obra guionizada por H.G. Oesterheld y dibujada por Solano López no es solo una de las cumbres de la historieta argentina si no una de las obras claves del medio. Su poder evocador y lo vocación universalista de su discurso de tinte claramente humanista y comprometido hacen de este cómic una lectura tan agradable como interesante y al igual que pasa con todas las grandes obras, pese a los años trascurridos desde su publicación sigue siendo tremendamente moderno y vigente.


9.- Akira: Tengo muchas deudas pendientes con el manga que no se si alguna vez pagare, pero al menos esta de Akira ya ha sido abonada gracias de nuevo a Norma Editorial. Más allá de su discurso y estética ciberpunk, si por algo destaca la obra de Otomo es por el tremendo impacto visual de un cómic arrollador bajo este prisma. Cada página de Akira es una gozada para los sentidos y su fuerza narrativa sigue siendo la de una obra mayor por la que de nuevo no parece pasar el tiempo.


8.- Persépolis: Y seguimos con Norma Editorial en obra de Marjane Satrapi que permite ver el mundo desde un punto de vista que rara vez se nos muestra en los telediarios o en los programas de tertulias. Persépolis muestra un Irán alejado de las caricaturas que desde los mass media nos llegan a Europa a través de las vivencias personales de las propia autora. Un cómic autobiográfico que tiene la grandeza de ampliar el cuadro y servir de retrato de una época y una sociedad mu concretas y mostrarlas desde un punto de vista no muy habitual en occidente.


7.- Maus: Publicado en España por Reservoir Books, el Maus de Art Spiegelman es un cómic realmente especial. No solo por su importancia histórica como obra que permitió ver al mundo que en el cómic como medio se podía contar cualquier tipo de historia, si no también por el tema que trata y por como lo trata. A esto se añaden hallazgos narrativos y usos del medio que muestran la singularidad y el potencial del mismo. Una obra de capital importancia y una lectura absorbente e impactante desde el inicio.


6.- Calvin & Hobbes: Aunque la edición de Ediciones B es cuando menos caótica, este clásico absoluto de las tiras de prensa de Bill Watterson entra de cabeza entre mi lista de cómics favoritos por méritos propios. Tierna, divertida, siempre inteligente, la tira de Calvin & Hobbes es tanto una magnifico tebeo infantil como una lectura cargada de matices e interés para los adultos. Un equilibrio sin duda complejo del que Watterson sale más que airoso en un cómic que se lee con una sonrisa en los labios de principio a fin.


5.- Sandman: Actualmente editado por ECC en España, el Sandman de Neil Gaiman y múltiples dibujantes no solo es el emblema más reconocible de un sello (Vertigo) que cambio la historia del cómic comercial americano, si no un tebeo cargado de matices, segundas lecturas e inteligencia. Un cómic que se mantiene igual de fresco hoy que cuando se escribió y sobre el que nuevos acercamientos siempre terminan aportando nuevas cosas.


4.- Miracleman: Recientemente reeditado por Panini tras años de “secuestro” por problemas de derechos, Miraclamen es junto con V de Vendetta mi obra favorita de Alan Moore (acompañado aquí por múltiples dibujantes). El que hoy la haya escogido por encima de su trabajo junto a David Lloyd responde más al azar que a otra cosa. Aunque se puede decir que muchos de los aspectos planteados por Alan Moore en Miraclmenan han sido ampliamente superados incluso por el propio guionista, en mi caso el impacto que causo esta obra la primera vez que la leí sigue siendo imborrable y permanece siempre que me acerco a ella.


3-Odio: Publicado por La Cupula, este cómic de Peter Bagge resulta tan profundamente generacional que es casi imposible no disfrutarlo si naciste entre finales de los 70 y principios de los 80. Cargado de energía y tremendamente visceral Odio es un cómic que va creciendo de verdad con su lector y que no da nunca respuestas fáciles a las complejidades que rodean la vida de un adolescente que busca su propia identidad mientras crece y la vida poco a poco le va sobrepasando. Maravilloso.


2.- Animal Man de Grant Morrison y Chas Truog: A lo largo de su prolífica trayectoria, Morrison probablemente ha escrito mejores cómics que Animal Man y desde luego ha trabajado con mejores artistas que Truog, sin embargo y como pasa con el Miracleman de Alan Moore, en mi mente sigue imborrable el recuerdo de la primera vez que me acerque a este cómic y el tremendo impacto que me causo. Impacto que al igual que allí prosigue en cada nuevo acercamiento. Solo por eso tiene un lugar de privilegio garantizado entre mis cómics de cabecera. Pero es que además el Animal Man de Morrison/Truog (recientemente reeditado por ECC) sigue siendo un magnifico cómic que muestra el genio desbordante y caótico del guionista escoces que como un Kirby posmoderno esta continuamente pergeñando ideas y conceptos que luego tira a la basura para probar algo nuevo. Desbordante e imaginativa, la lectura de este tebeo sigue siendo tan gratificante hoy como entonces.


1.- Daredevil Born Again: Obra de Frank Miller y David Mazzuchelli: recientemente reeditada a todo lujo por Panini, esta Pasión según Frank Miller es sin ninguna duda el mejor tebeo que jamas haya sacado Marvel bajo su paraguas y sin duda el cómic que llevaría siempre conmigo si solo pudiese elegir uno. La historia de “muerte y renacimiento” de Matt Murdock, cargada de simbolismos y maravillosamente dibujada es una obra de sus genios en el probablemente mejor momento de sus respectivas carreras y se nota y se disfruta y se agradece. Cómic en estado puro y la esencia misma de todo lo que se puede contar con un superhéroe sin necesidad de pervertirlo o desmitificarlo.

Quedan fuera muchas cosas y muy buenas: el DK de Miller, el ya mencionado V de Vendetta, el Watchmen, la Promethea o La Cosa del Pantano de Alan Moore, los primeros cómics del Superlopez de Jan, el Agujero Negro de Charles Burns, el Thor de Simonson, la Patrulla X de Claremot/Byrne, obras de Warren Ellis como Transmetropolitan, 100 Balas, El Príncipe Valiente de Hal Foster, el 13 Rue del Percebe de Ibañez y un largo etc. A parte claro de la inmensa cantidad de obras de Ware, Crumb o Tezuka que no he leído, pero dentro de lo que es mi experiencia como lector este es un top con el que me encuentro muy agusto.

domingo, 8 de mayo de 2016

Historia de un hombre sin miedo especial: Daredevil la serie, segunda temporada.

Estrenado hace ya casi dos meses, la segunda temporada de Daredevil estuvo marcada por las enormes expectativas que había generado el rotundo éxito de la primera. Con todo había varios factores que marcaban la diferencia con respecto a esta, la marcha de los responsables del éxito de la primera temporada y el que por fuerza esta segunda debería tener un tono más superheroico que la primera. Todo esto hacía que no todo pareciera estar a favor de repetir el éxito inicial, aunque la presencia del Punisher y Elektra eran puntos a favor muy a tener en cuenta.

Si la primera temporada supuso una libre adaptación de la miniserie de Frank Miller y Romita Jr, El hombre sin miedo, esta segunda temporada ha sido claramente influida por la etapa Miller/Janson en la colección regular de Daredevil. De nuevo estamos ante una adaptación muy libre de la misma que coge cosas aquí y allí y que en lo que a caracterización de personajes se refiere deja entrever huellas de otras muchas etapas no solo del personaje central. Sin embargo la influencia de la primera etapa Miller con el personaje se deja ver tanto en al presencia de Elektra como en todo lo que tiene que ver La Mano, elementos centrales en esos números. Además la presencia del Punisher también muestra ecos (más lejanos esos si) de esos números, no en vano el primer encuentro entre ambos personajes se produjo en la hoy mítica historia Child's Play”.

Con todo y más allá de las influencias que se dejan ver en esta segunda temporada la serie tenía ante si un reto muy importante, no en vano las dos principales fuerzas motoras de la primera temporada, Drew Goddard y Steven S. Deknight había dejado el proyecto. Los nuevos showrunners Douglas Petrie y Marcos Ramirez (también, como los anteriores, "Whedonboys", con experiencia en el Buffyverso) debía de estar a la altura de una serie que había cimentado su prestigio en su tono oscuro, pegado a la calle, muy a ras de suelo y casi alejado de la estética más puramente superheroica. El problema estaba en que debían hacerlo con un Daredevil ya tornado en héroe con su traje y todo y trayendo personajes como Elektra o La Mano que, mal llevados, podían alejar el foco de ese tono más urbano que tanto éxito tubo la primera temporada.

En general y con matices se puede decir que Petrie y Ramirez salen con éxito de la empresa. Esta segunda temporada se estructura en torno a dos grandes arcos. Por un lado la llegada del Punisher y todo lo que esto representa, con Jon Bernthal enorme que muestra el gran tino del casting. Aquí, la serie consigue mantener el tono y estética de la primera temporada, acierta de lleno al plantear el choque ético entre ambos personajes, haciendo especial hincapié en aquello que les une, mostrando como Daredevil si pierde el control puede convertirse en lo mismo que Punisher. Destaca en otras, la escena de la chimenea, inspirada en un cómic de Garth Ennis, donde los responsables de al serie demuestran conocer mucho mejor al personaje que el guionista de Predicador. Además en este episodio asistimos también a una espectacular escena de lucha en unas escaleras que recuerda a la del pasillo del segundo episodio de la primera temporada y que resuelta en un falso (pero maravilloso) plano secuencia lo que se empieza a convertirse en una suerte de sello de estilo del show.

En esta parte de la trama además de profundizar en el tono de la serie, juega también muy bien con la faceta de abogado del personaje y el show que muchas veces parece, al menos visto desde lejos, el sistema judicial americano. Destaca sobremanera la figura de Karen Page, mucho más activa y protagonista de lo que quizá lo fue nunca en los cómics y que termina siendo una figura clave en la resolución de al trama. También se profundiza en como la labor de Matt como Daredevil le afecta tanto en su trabajo como en sus relaciones personales lo que desemboca en el final abierto de la temporada.

El segundo gran tema gira en torno a la llegada de Elektra y aquí los responsables no consiguen estar tan afinados como en el caso del Punisher. La Elektra que nos muestra el show recuerda más al personaje mostrado por Miller y Romita Jr. en la miniserie de El hombre sin miedo que no al personaje creado por el propio Miller para la serie regular del cuernecitos. Estamos antes un personaje plagado de demonios interiores, incapaz de controlar su sed de sangre, que disfruta no solo luchando, si no matando y que solo parece encontrar algo de paz en su amor por Matt. Elektra al igual que el Punisher, pondrá el foco en el dilema ético al que se enfrenta Matt cada vez que se pone el traje de Daredevil y como este dilema le hará plantarse su papel como héroe. El problema estriba en que por un lado la serie no se atreve a ir tan lejos como debería con el personaje, quedando un poco a medio camino entre lo que debería ser y lo que es y que por otro lado Élodie Yung no muestra ser tan buen acierto de casting como Bernthal siendo incapaz de trasmitir todo el tormento interior de un personaje tan complejo como Elektra.

Pese a estas pegas y a que todo lo relacionado con La Mano ya no es tan impactante como lo fue en su momento (ahora la cultura japonesa no es tan desconocida, tan exótica, como lo era en occidente cuando Miller creo estos cómics) la historia se sigue con interés e incluso termina convergiendo de manera bastante orgánica con la presencia del Punisher. Presencia esta, que junto a la evolución de los tres personajes centrales (destacando el papel de Foggy como conciencia del héroe, muy en la línea de como fue tratado el personaje por Bendis) se tornan en lo mejor de una segunda temporada que sin ser quizá tan redonda como la primera sigue siendo una serie magnifica, sin duda la mejor de las múltiples series superheroicas actuales.